SEXUALIDAD

Wednesday, January 10, 2007

LA ESCUELA, EDUCA EN IGUALDAD

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Traducción Gabriel Boichat

La escuela es un espacio socializador que no únicamente transmite estereotipos de género sino que, al lado de otros espacios educativos, funciona como productora y reproductora de elementos en los cuales se fundamenta la construcción de las identidades de género. Se trata de pensar en la escuela como una institución que, además de ser transmisora de conocimientos, transmite normas, principios, reglas y valores.

Algunos autores creen que la escuela no es solamente reproductora de las relaciones económicas, sino también de las relaciones patriarcales, ya que asigna papeles estipulados a hombres y mujeres.

Durante las dos últimas décadas, se ha evidenciado una corriente de pensamiento y acción para desvelar y corregir las desigualdades que impone el sexismo. Se introducen elementos coeducativos en el ámbito escolar para contrarrestar las jerarquías de la organización, se incorporan componentes de la cultura femenina al currículum y se potencian las relaciones escolares entre las chicas y los chicos mediante la sensibilización de las instituciones competentes en materia de educación, el profesorado y las familias.

La coeducación es un modelo educativo complejo que involucra tanto las estructuras organizativas de los centros escolares como la formación de los agentes educativos. Si bien algunas instancias reconocen que es un modelo al cual hemos de tender, este modelo se considera ya superado. Por ejemplo, la mayoría de los centros se definen como escuelas coeducativas. Tanto los buenos resultados actuales de los alumnos en el sistema escolar como el acceso de las chicas a las licenciaturas reconocidas como masculinas (ingenierías, arquitectura, medicina, etc.) reafirman las personas que aseguran que han logrado la igualdad entre sexos.

Pero la coeducación va mucho más lejos de la reclamación de la igualdad de las mujeres en el acceso al mundo público dominado mayoritariamente por los hombres. La coeducación colabora a abrir el debate del mundo invisible, del currículum oculto de los centros educativos, dado que desvela las relaciones sexistas, inconscientes e invisibles, que se producen en todas las instancias escolares. Y, además, hace propuestas de prácticas educativas en el universo de las creencias, de los valores éticos y sociales, y replantea nuevas formas de relación familiar, escolar, laboral, de amistad y sexual, entre otras.

¿Qué es el currículum oculto?

Es el conjunto de normas, actitudes, expectativas, creencias y prácticas que se instala de manera inconsciente en las estructuras y el funcionamiento de las instituciones. Funciona de una manera implícita a través de los contenidos culturales.

¿Qué es el proyecto curricular coeducativo?

Es un trabajo paritario de intervención intencionada basado en el análisis del género y significa una voluntad expresa de educar y formar para la paz, la salud social, la igualdad, la identidad y la diferencia.

Los modelos sociales en los cuales educa el sistema educativo. El currículum explícito suele presentar como más importantes los hechos, los conocimientos y las experiencias desde la perspectiva de los hombres, mientras que los conocimientos y las experiencias de las mujeres continúan excluidas de los textos y las materias escolares en todas las etapas educativas. Cuando revisamos los contenidos curriculares o las imágenes y actividades de cualquier materia escolar, es fácil descubrir que se presentan ejemplos en los cuales la mayoría de los protagonistas son hombres, que las mujeres y los niños hacen oficios o trabajos estereotipados, que aún se utiliza el masculino genérico y que los conocimientos y los saberes de las mujeres no están presentes.

Cuando hablamos de relaciones de género, no hablamos sólo de mujeres, sino que nos referimos a las relaciones de desigualdad social, laboral y sexual por las cuales algunos hombres oprimen las mujeres y también otros hombres, de acuerdo con unas interpretaciones culturales determinadas.

Por otra parte, la jerarquización del sistema educativo también subraya una valoración más grande de un sexo respecto del otro. No es difícil descubrir la presencia desigual de mujeres y hombres en las etapas educativas y en los cargos de responsabilidad. En los niveles más básicos del proceso de enseñanza, los de educación infantil y primaria, las mujeres están representadas mayoritariamente; en cambio, en los niveles universitarios y en los cargos políticos educativos son los hombres los que ocupan estos lugares. Una lectura simple de esta situación transmite un mensaje social aceptado implícitamente: los hombres son más aptos para ocupar los lugares de responsabilidad e importancia que están más valorados.

Como consecuencia, los valores que sustentan estas responsabilidades sociales son masculinos.
Si, por otra parte, analizamos la importancia de las materias en los centros de secundaria, son las materias de matemáticas, física y algunas tecnologías las que marcan los principios de racionalidad, del futuro trabajo, de la importancia del mundo productivo y, por tanto, retributivo. Éstos son algunos de los indicadores educativos que sirven para discernir y clasificar el alumnado en inteligente, apto o nulo para el trabajo académico. Los alumnos y las alumnas que escogen unas materias académicas determinadas y que, además, sacan buenas notas, suelen ser los considerados alumnos inteligentes.

Además, el deporte que se practica en las pistas de los centros educativos representa la fuerza física y el poder del cuerpo; rapidez, esfuerzo físico, resistencia, etc., son dimensiones sustentadas por valores masculinos. Son los chicos los que suelen obtener mejores resultados en las actividades físicas; por tanto, las matemáticas y la física sirven como representación del poder racional y la fuerza mental masculina que domina las aulas, mientras que el deporte representa el poder y la fuerza del cuerpo. Se dice que serán alumnos excelentes si son buenos en matemáticas y, además, son deportistas hábiles. Ésta no es precisamente una representación de la feminidad.

Los valores que la escuela transmite a las chicas y los chicos:

La escuela suele reforzar los valores dominantes del entorno a través de una valoración más grande de lo que es masculino tanto en el deporte como en las ciencias y, a menudo, contribuye en la formación de las visiones, las actitudes y las expectativas de los chicos y las chicas, tanto en la estancia en la escuela como fuera del centro. Igualmente influye en la única inclinación de los chicos para las materias vocacionales, las actitudes de dominio y su competitividad en el aula y en el patio por lo que hace del uso de los espacios y los tiempos.

Algunos temas importantes -como son la sexualidad, las expectativas de vida, la paternidad, la maternidad, las relaciones humanas, el medio ambiente, la resolución de conflictos, la presencia de chicos y chicas inmigrantes en los centros escolares, etc.- no forman parte del currículum y por eso no son valorados ni tratados como temas educativos. Las prácticas pedagógicas actuales todavía enaltecen el valor del esfuerzo individual y competitivo por encima del esfuerzo colectivo y de colaboración. El autoritarismo es más valorado que la autoridad en un contexto de participación.

Las actitudes del profesorado ante problemas considerados femeninos también han de ser objeto de atención dado que la mayoría de veces estos problemas se presentan como irrelevantes porque se afirma o se piensa que las chicas son unas lloronas, son débiles, no saben defenderse, se espantan y piden ayuda constantemente. La falta de atención por parte del profesorado ante las quejas de las alumnas o los alumnos que piden más ayuda tiene diversas consecuencias: por una parte, reafirma a los agresores o las agresoras en sus comportamientos, ya que no tienen importancia para las personas adultas; por otra, desautoriza la palabra y el derecho a quejarse de las agredidas y los agredidos.

Así también aparecen formas diferentes de castigo a partir de las transgresiones de género. Siempre son más aceptadas las transgresiones de género femenino que las del masculino.
La masculinidad no es ningún lastre de un pasado más violento e inculto del cual nos liberamos a medida que nos educamos en democracia. Siempre han existido y existen formas de masculinidad dominante que se definen y se redefinen en diversos momentos históricos y culturales.

Con las evaluaciones pasa lo mismo. En efecto, partiendo del hecho que podemos evaluar a través de diversas herramientas (respuesta múltiple, test en el cual se tienen que indicar si la afirmación o el hecho es cierto/falso, desarrollo de un tema, etc.), sabemos que los chicos suelen obtener mejores resultados si son tests cortos, mientras que las chicas los obtendrán si tienen que desarrollar temas o hacer conexiones entre los conocimientos. Pese a ello, estas diferencias no se suelen tener en cuenta a la hora de la evaluación.

Si, paralelamente, analizamos las interpretaciones que el profesorado hace del alumnado cuando evalúa el esfuerzo personal y pone las notas, es fácil descubrir que de las chicas que obtienen muchas buenas notas se dice que son muy trabajadoras mientras que sus compañeros con los mismos resultados académicos son calificados como muy inteligentes o brillantes.

Los problemas de la masculinidad:

Los resultados de algunas investigaciones de ámbito europeo ilustran un hecho muy actual: por una parte, los chicos obtienen mayoritariamente unos resultados más bajos que las chicas; por otra, los niveles de agresividad en el ámbito escolar, familiar y social se convierten en un fenómeno social que afecta las relaciones sociales de género.

El profesorado dice que más del 80 por ciento del tiempo que se dedica para controlar los comportamientos agresivos y disruptivos de los chicos se resta del destinado a otras actividades escolares. Tampoco tenemos que olvidarnos de contabilizar, en este sentido, el esfuerzo, el estrés del profesorado, el gasto económico para paliar los destrozos provocados por el vandalismo o los robos, etc.

Todos los estudios sobre culturas juveniles y escolares presentan el panorama siguiente:

Los malos comportamientos son atribuibles a los chicos.
Los chicos y los hombres tienden a tener más accidentes mortales que las chicas o las mujeres.
Los índices de suicidios son más altos entre la población masculina.
El porcentaje de reclusos supera el de reclusas.

Los chicos y los hombre son sujetos y objetos de actos de violencia, excepto en los casos de violación, ataques sexuales y violencia doméstica, en los cuales las víctimas son las mujeres.

Estos y otros hechos hacen evidente que la construcción de un tipo de masculinidad no es únicamente un problema social, sino que también es un problema educativo: todo esto se desprende de escuchar al profesorado y sobre todo al alumnado, tanto a las chicas como a los chicos.

Algunas preguntas generales para realizar un análisis de diagnóstico sobre la masculinidad en un centro:

¿Cuál es la participación de los chicos en materias escolares que no tienen una orientación tecnológica?¿Qué tipo de formación ofrecen los centros escolares en materias de educación para la vida, educación en la igualdad, en sexualidad, en relaciones afectivas, en programas para la paz, en educación intercultural, etc.?¿En qué espacios y con qué actitudes obtienen la autoestima los chicos?

El reto de la coeducación

Como ya hemos comentado anteriormente, la coeducación engloba diversos aspectos. En primer lugar, uno de los objetivos de la coeducación es eliminar la jerarquías culturales entre lo que es masculino y lo que es femenino. En segundo lugar, propone establecer intersecciones entre las clasificaciones sociales de lo que es masculino y femenino. No se trata sólo de hacer ver que las chicas quedan a veces en un segundo término, sino también de lograr que los chicos sean más femeninos y las chicas más masculinas. La coeducación, por lo tanto, muestra un camino difícil de emprender y que pone de manifiesto contradicciones, intersecciones y desmitificaciones. Su valor pedagógico radica sobre todo en el contenido democrático para hacerlo extensible a todos los hombres y mujeres tanto en las esferas públicas como privadas. Por tanto, para conseguir unas relaciones de igualdad entre los géneros, se propone coeducar a los chicos teniendo en cuenta los tres pasos siguientes:

Hacer un análisis de la situación considerando la influencia de las relaciones sociales que entran en juego.

Revisar las estrategias didácticas, de acuerdo con los resultados de las investigaciones, basadas en la experiencia sobre las didácticas específicas de las materias curriculares que constituyen la educación secundaria.

Desarrollar mecanismos pedagógicos escolares a partir del análisis de la información recogida en las sesiones de tutoría con chicos y chicas.

TRES REGLAS SOCIALES RELEVANTES EN LA FORMACIÓN DE LAS IDENTIDADES DE GÉNERO

Regla de la visibilidadTenemos que conseguir hacer visibles tanto los rasgos masculinos como los femeninos en todos y cada uno de los espacios, tiempos y relaciones escolares.

Regla de la definiciónHace falta que los chicos y las chicas se puedan conocer y relacionar para poder definir qué desean, qué les gusta o les desagrada, qué consideran importante o irrelevante del otro sexo… pero sin tener que basarse en los estereotipos de género que limitan sus expectativas, acciones y visiones del mundo.

Regla de la responsabilidadY finalmente, tenemos que romper con el concepto binario de contrarios y hacer que la regla de la responsabilidad afecte de la misma manera a las chicas y a los chicos en los espacios llamados públicos, y también en los privados y los domésticos.

La masculinidad y la feminidad no son únicamente rasgos del carácter individual de cada sexo, ni provienen del aprendizaje de roles sexuales y sociales que se realizan durante la infancia y adolescencia.

Sabías que…

… tanto en el currículum explícito como en el currículum oculto, los valores, las actitudes y las acciones de los hombres son el patrón que rige la organización escolar?

… una gran cantidad de textos y de materiales educativos están llenos de experiencias y modelos únicamente masculinos?

… los chicos continúan teniendo más protagonismo tanto en las aulas como en el uso de los espacios de juego?

… el profesorado tiene a interaccionar más con los chicos y las chicas que realizan actividades que se atribuyen a su género y a su sexo?

… los chicos pueden obtener mejores resultados en los tests cortos, mientras que las chicas obtienen mejores resultados si tienen que desarrollar temas o hacer conexiones entre los conocimientos?

… aunque ha aumentado el número de mujeres que acceden a espacios públicos, no se observa un movimiento recíproco de los hombres para compartir las responsabilidades domésticas y privadas?

… van apareciendo modelos de masculinidad nuevos, es decir, que no todos los chicos son iguales?

… los chicos aprenden a usar la lengua para crear una jerarquía de dominio; las chicas, en cambio, crean vínculos horizontales con sus palabras y facilitan la negociación y el intercambio?

Propuestas de trabajo
Existen herramientas de observación y análisis que permiten desmitificar y esclarecer que las diferencias culturales entre los hombres y las mujeres no dependen de las diferencias genéticas o de la fuerza física.

Los hombres no son más agresivos que las mujeres porque generen más testosterona.
Los hombres no tienen el cerebro más desarrollado que las mujeres.
La relación de los chicos con sus madres no determina los comportamientos masculinos.
El desarrollo psicológico de raciocinio de los chicos no alcanza niveles de excelencia más altos que los de las niñas.

Es por eso que tenemos que crear espacios de relación en los cuales se definan y trabajen los valores que queremos redefinir de acuerdo con los nuevos contextos de la vida y de la educación, para que sean estos valores los que marquen las pautas de los comportamientos, y los comportamientos los que establezcan, a su vez, las prácticas de relación. Espacios en los cuales se ponga el acento en la relación y en las preguntas de las personas, de manera que el conocimiento sea un medio para dar sentido a la experiencia.

La masculinidad constituye uno de los componentes de las relaciones entre hombres y mujeres, las cuales se convierten en una especie de competición en donde predominan los rasgos masculinos. Estos se contraponen a los seres femeninos y a los "otros" seres masculinos que quedan fuera de este homogéneo espacio masculino.

Artículo traducido de Reflexions en femení, Publicación bimestral de la Oficina Técnica del Plan de Igualdad, 2001, Barcelona, España

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